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miércoles, 25 de abril de 2012

LA GRAN RECESIÓN (7)

Miércoles 25 de abril de 2012

Llega este diario a su séptima entrada y no creo que ésta sea la última pero desde luego no podrá seguir así, a este ritmo. Afortunadamente mi convalecencia se acaba y creo que mañana me podré reincorporar a mi trabajo. Tan hipócrita sería decir que lo estoy deseando,como lo contrario. Da mucha pereza pensar en volver al ritmo frenético en el que, desafortunadamente, nuestra sociedad, con nuestra complicidad incluida, por supuesto, nos ha instalado. Mi jornada, como la de tantos otros, empieza mediada la hora sexta y concluye más allá de la última  y entre tanto la actividad apenas cesa. En ella, se suceden y entremezclan la jornada laboral con los compromisos voluntarios que he ido adquiriendo. Ambas cosas son imprescindibles, si bien, estoy seguro, he de aprender a gestionarme mejor y seguramente algunas cosas deberían cambiar. Estoy en ello.

La cuestión es que tanto en el trabajo como en la vida familiar, social y personal te das cuenta de  que uno y los demás formamos un equipo inseparable, eso sí, unas veces muy armónico y otras muy desavenido. Es cierto que los otros, con sus críticas, con sus, para mi, malos gustos,  a veces con su antipatía u hostilidad, nos hacen sufrir incluso mucho. Sin embargo, no es menos cierto que sin los demás, sin serles útil, sin su apreció, sin sus risas, o sin compartir sus problemas, mi vida, y creo que la de casi todo el mundo, no tendría sentido ni gracia alguna. Por eso aunque da pereza y se agradece poder disponer de tiempo para, por ejemplo, escribir este diario, o ayudar más relajadamente a mi hija en sus estudios, o simplemente poder disfrutar de nuestra casa,  también deseo ya volver a la actividad normal, cuanto antes, a volver a trabajar con mis alumnos, a compartir mis aficiones con compañeros y amigos.

El drama del paro es horrible. Todo lo dicho anteriormente no son más que frivolidades cuando piensas que es ese dinero que cada mes va ingresando en tu cuenta el que te permite vivir con la dignidad de que seas capaz. Sin él, todo se viene abajo. Puedes ir tirando de los seguros, de los ahorros, de los demás...pero si llega a acabarse, estás perdido. Los demás, en primer lugar tu familia, luego los amigos, la beneficencia por último, quizá no te dejen solo y si uno aguanta, no desespera y  no se abandona, los demás probablemente también te aguantarán, a la espera de que puedas volver a mantenerte. Seguramente, cuando el drama acecha, la vida social es aún mas fundamental.

He aquí, en esta reflexión, un buen motivo para estar aún más contento de poder volver al trabajo. ¡Tengo trabajo! ¡El mes que viene volveré a ingresar dinero! ¡ He podido aún estar de baja laboral, he tenido un substituto en mi trabajo, cuando vuelva todo será más o menos igual que antes y no me pueden echar por estar enfermo!

Pero tras la reforma laboral y los recortes,.., por favor, casi me siento culpable por ser tan privilegiado. Eso, no puede ser. No podemos ni debemos conformarnos. Esta crisis que no hemos provocado, lo cual no quiere decir que no tengamos alguna responsabilidad que hay que asumir y sobretodo corregir de cara al futuro, no puede arrebatarnos las conquistas sociales que a las generaciones anteriores tanto les costó conseguir. No sólo por nosotros, sino por los que vienen detrás nuestro.

Pero ¿qué podemos hacer? Salir a la calle, manifestarnos pacíficamente, hacer huelga, incorporarse a movimientos alternativos, practicar otros modelos de consumo, reciclar reutilizar, cuidar de nuestro medio ambiente,... Todo ello está muy bien, pero ¿será suficiente? ¿conseguiremos cambiar la correlación de fuerzas, recuperar la iniciativa? ¿Podremos obligar a los gobiernos a tomar las medidas de inversión en ayuda del cambió de modelo energético que puedan reactivar ya la economía? ¿Conseguiremos que dejen de proteger los precios de las viviendas para que la banca privada, sus accionistas y grandes inversores y especuladores responsables de la crisis puedan seguir acumulando la riqueza que sustraen al resto? ¿Podrán entonces las viviendas ponerse al precio razonable que se puedan comprar y así reactivar la economía, el empleo y de paso equilibrar las cuentas del estado?

Yo creo que no, que aunque nos movilicemos así no será suficiente. Hemos de ir más allá. Hay que comprender algo esencial para poder penetrar a fondo en el sistema y obligarlo a cambiar. Y eso esencial es que el sistema descansa en todos nosotros. La producción y los servicios no son nada sin el consumo y nosotros, en tanto que consumidores, no podemos conformarnos ni quejarnos de qué y cómo se produce,  ni de qué tipo de servicios se dan, porqué en cierto sentido somos responsables de lo que hay, ya que en nuestra mano está el hacer que sean económicamente viables o no. Hay que empezar por reconocer que necesitamos los productos y servicios, pero qué productos y qué servicios. Mientras no seamos capaces de elegir qué  y cuanto consumir, mientras no seamos capaces de buscar maneras de organizarnos para tomar la iniciativa y decidir quien puede sobrevivir en el mercado y quien no porque no cumple con sus obligaciones hacia los demás,... mientras eso no ocurra, me temo que no, que no tendremos suficiente fuerza para poder cambiar las cosas. Si alguna vez tomamos la iniciativa y controlamos el sistema desde la óptica de lo que beneficia a las personas, el sistema, sea como sea, dejará de ser un problema.  Si lo conseguimos, no será por medio de ninguna revolución violenta, sino mediante sus propias armas.

Yo propongo que empecemos por elegir a que banco le damos nuestro dinero en función de lo que haga con él, no de si nos da al máximo beneficio o un regalo con el que comprar nuestra complicidad en los turbios negocios que nos han conducido a la crisis actual. Aún no hace un año, nosotros decidimos abrir una cuenta en el Triodos Bank. Aún estamos conociendo y valorando si realmente significa algo esa expresión "banca ética". De momento creo que sí, me muestran en lo que invierten y me gusta lo que hacen. No dan mucha rentabilidad, pero a a cambio dan sentido a tener unos ahorros, que no es poco. Para acabar, aquí os dejo un vídeo de una entrevista del Buenafuente con Joan Antoni Melé que es subdirector de la banca Triodos en España, además de conferenciante habitual y autor de libros que tratan de hacer creer que es posible una banca que sin dejar de ser una banca, aune la conciencia con el dinero. Es entretenida y con ella lo dejo por hoy.

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