Comentarios al artículo de Javier Cercas: “Democracia y derecho a decidir”( El País Semanal, 13 de setiembre de 2013)
Javier Cercas en su artículo dice que “la democracia
consiste en decidir dentro de la ley”. Si ello fuera completamente cierto el derecho a decidir se situaría en un país
con un espacio legal perfecto, donde solo cabría seguir los cauces legales para
conseguir lo propuesto. Ese no es precisamente nuestro caso. ¿Tienen, con la
nueva ley, derecho a decidir las mujeres si quieren abortar? ¿Tienen derecho a
decidir los ciudadanos como comprometerse en una hipoteca que no contenga cláusulas
abusivas? ¿Tienen los ciudadanos derecho a decidir qué sistema electoral
prefieren? Evidentemente no lo tienen, pero lo deberían tener, ya que se trata de derechos fundamentales que
chocan con los bloqueos de los partidos mayoritarios.
En estos casos y en otros muchos por desgracia, la ley de las mayorías
parlamentarias no está al servicio de los legítimos intereses de los ciudadanos.
¿Es que la democracia representativa en manos de unos partidos políticos
dirigidos monolíticamente por sus dirigentes, inmersos en un lodazal de
corrupción, es la única manera de incidir en los cambios legislativos? No, por
supuesto. Algunos países democráticos como
Suiza realizan y someten a referéndum muchas iniciativas. Es otra forma de
democracia preguntar directamente a la ciudadanía sobre la validez de una
norma. Tan legítima o más que la vía parlamentaria.
Cercas niega la validez del derecho a decidir, lo llama “derecho
fantasma”l con el argumento de que no está teorizado o no forma parte del ordenamiento jurídico .Es cuanto menos, un argumento sorprendente. ¿Qué es la democracia sino una
cierta forma de ejercer el derecho a decidir, aunque sea indirectamente, sobre cómo
quieren que sean las cosas la mayoría de los ciudadanos? Que no esté
específicamente escrito en la constitución quizá es un error debido a un
sobreentendido demasiado evidente que conviene subsanar.
En cuanto al tema central: el derecho a decidir la
independencia de un territorio si así lo expresan los ciudadanos, no es tanto
una rara avis como lo demuestran los referéndums
de Quebec y el próximo de Escocia y efectivamente el inmenso espacio humano que
estuvo bajo la dictadura soviética tenía ese derecho, aunque seguramente no era
más que otra mentira, pero al menos lo tenían teóricamente. Existir, existe.
Queda solo el argumento de que la constitución dice que la soberanía
solo reside en el pueblo español, pero ¿representan los partidos a todo el
pueblo español? No, solo a los que votan sus listas cerradas, es decir, de muy
deficientemente manera los diputados electos representan personalmente a sus
electores, aunque al final sea su voto individual el que se contabiliza. ¿Va a ser
una representación tan imperfecta mejor vía democrática que la consulta
directa? No lo creo, señor Cercas. Además qué arreglaría eso, si ganan los
independentistas proclamaran de inmediato la independencia y si pierden deslegitimaran
el proceso y volverán a pedir un referéndum.
Con una pregunta directa la deslegitimación es más difícil y se pueden
exigir plazos más largos para volver a reclamar una consulta.
Así, otros muchos ciudadanos
no están representados en la vida parlamentaria, pero , según el enunciado
constitucional son tan soberanos como los otros. Además, desde el punto de
vista de la soberanía ¿Es el pueblo español algo más que la suma de cada uno de
los individuos que lo constituye? Los
partidos, en conjunto, no pueden atribuirse
la totalidad de la representación del pueblo. Como que no es así, en
determinados asuntos, especialmente cuando nos estamos refiriendo a una
decisión que afecta fundamentalmente a un determinado ámbito territorial, como el que
nos ocupa, se producen divorcios entre
las mayorías de los ciudadanos: la
general y la local. ¿Cuál es más legítima? Sin tener una respuesta clara me
parece que lo que no puede ser de ninguna manera es que la mayoría general imponga
a la mayoría local la decisión de pertenecer obligatoriamente a una nación.
Decidir eso, si un territorio forma parte o no de una nación me parece una de
las decisiones más importantes que un territorio debería tomar.
¿A los demás territorios les afecta? Naturalmente y por eso
hay que argumentar y seducir para que la voluntad mayoritaria de ese territorio
sea proclive a los intereses de los que no tienen más remedio que mirar el
partido desde la grada. Porque, señor Cercas, los españoles de otros territorios no son los jugadores, ni el campo de juego es
suyo.
Manel Diéguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario